viernes, 28 de diciembre de 2012

Fin de año, una retrospección




Prócoro Hernández Oropeza


Se ha ido el 2012 sin las tragedias apocalípticas, ni los cambios vibracionales, ni tampoco entramos en la cuarta o quinta dimensión, mucho menos se dejaron ver naves extraterrestres. En el fondo, muchos desean un cambio brusco de 180 grados porque su vida no es placentera y quisieran que fuerzas externas vengan a socorrerlas.
Es verdad, hasta cierto punto, vivimos en un valle de lágrimas. No hay día en que dejemos de enterarnos de lo que ocurre a un amigo, un familiar o un simple conocido. Te llegan las noticias fatales como bofetadas injustas. Que a una amiga le mataron a sus tres hermanos, a otra la secuestraron, otro tiene cáncer, uno más le dio un infarto y quedó semiparalizado, alguien más descubrió que su marido era infiel y una sobrina, como muchas conocidas, se han separado de sus maridos. 
Esto que acontece a nuestro alrededor es una gran realidad. Es parte de nuestra creación, creación colectiva; karma nacional o mundial, tal vez. Es producto de nuestros miedos, angustias,  pensamientos y emociones negativas inyectadas por la ira, lujuria, envidia, avaricia y orgullo. El día en que entendamos esto detendremos a esos tiranos que gobiernan  nuestra mente. Luego entonces  empezaremos a conectarnos con el amor, la sabiduría, la verdad, la luz y lo proyectaremos hacia el espacio.
Como es adentro es afuera, ¿cómo son mis pensamientos y emociones? Si son de ira, dolor, apegos, eso atraeremos. Si queremos atraer el paraíso debemos construirlo aquí y ahora. ¿Cómo imagináis que es el paraíso? Todo dulzura, amor, paz interior, abundancia y prosperidad sin igual, sabiduría y felicidad permanente, pues hay que empezarlo a crear desde nuestra visión, en el aquí y ahora. Tal vez no lo logremos en esta vida, pero sembraremos las semillas para el futuro.

Para el tres veces Maestro Hermes Trismegisto, El TODO es Mente; el universo es mental y sugiere que para cambiar vuestra característica o estado mental, cambiad vuestra vibración. Para destruir un grado de vibración no deseable, póngase en operación el principio de polaridad y concéntrese la atención en el polo opuesto al que se desea suprimir. Lo no deseable se mata cambiando su polaridad. La mente, así como los metales y los elementos, puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración.
Desde esa perspectiva, nosotros, con la mente podemos cambiar las vibraciones, de un polo negativo a otro positivo, porque finalmente nuestros pensamientos y emociones son energía y vibran en el espacio una vez que las soltamos. ¿En qué vibración quieres vivir en los siguientes años? Eso dependerá de ti. Por último les deseo muchas bendiciones, amor y paz interior y les entrego este poema:

Fin de año.

Este año se fue como silbido de viento
Lleva en sus lomos un mar de lamentos
lágrimas en los ojos
Los recuerdos de quienes se desprendieron de ellos
Las angustias de quienes no entendieron
Risas y cantos de los que aman en silencio
La brisa esperanzada de los hambrientos 

El tejedor del tiempo lanzó su red
Pescó sueños, capturó los ojos de dios
Y los colocó en el cielo
Pescó silencio y lo regaló a los enfermos
Pescó  caracoles del tiempo
y los convirtió en música de concierto

Este año se fue como gaviota con prisa
Con días soleados y contentos
O tormentosos y polvorientos
Niños con sonrisas eternas
Mujeres con el corazón abierto
Soledades clausuradas por ángeles
Rosas en cada ventana que veo
Y un hada que me habla en cada sueño





martes, 25 de diciembre de 2012

El apocalipsis está en la psique




Prócoro Hernández Oropeza
En el mundo y sobre todo en las redes de internet se corren muchos mensajes, unos apocalípticos, otros con buenas intenciones pero creadoras de falsas ilusiones. Las primeras, se apoyan en viejas profecías, como la de Nostradamus y las de otros anunciadores de malas noticias, o también en las profecías mayas. Quienes difunden el advenimiento de una nueva conciencia mundial o la entrada a otras dimensiones, sólo crean falsas expectativas y confunden a esta humanidad, de por sí tan dormida y agobiada por sus demonios internos.
Por la forma en cómo nos comportamos, tan bestialmente, ya deberíamos estar sufriendo muchas calamidades como las que han pregonado diversos agoreros. Las guerras no se terminan, los asesinatos cada día son más despiadados; la prostitución, no sólo denigra a la mujer, al eterno femenino, sino que ahora se desliza hacia los infantes; el homosexualismo y tanta degeneración de la sexualidad afecta a la familia y desarticula el matrimonio, clave para una relación familiar estable y armónica.
Eso y mucho más, sin descontar el gran daño que provocamos a la madre tierra, al espacio aéreo, son motivos suficientes para que llegue un nuevo diluvio universal. Y si llega no será producto de un castigo divino, sino consecuencia de nuestros actos. Nos lo hemos ganado a pulso. Algunos maestros dicen que el tiempo de la destrucción se ha aplazado y nos están dando tiempo a que reflexionemos y cambiemos nuestra forma de actuar. La palabra destrucción no es la adecuada, sino depuración, limpieza de toda aquella energía que hemos provocado con nuestra maldad, en todo caso.
Y el cambio de conciencia, de progresión espiritual no llegará por arte de magia o porque la tierra entre a la cuarta o a la quinta dimensión, ni por la ayuda de seres extraterrestres o por cambios vibracionales. Los maestros espirituales están aquí, a nuestro alcance, sólo falta que los invoquemos y nos dejemos guiar por ellos. Para llegar a esa conexión requerimos mirar hacia dentro, a nuestro interior y conectarnos con nuestro Dios interior. Desligarse del maligno o de aquellas entidades egoicas que gobiernan nuestros pensamientos, emociones y obras.
Los agoreros de la destrucción del mundo se han equivocado nuevamente. Mañana y el resto de los días que queda de este año seguiremos con vida y el mundo siguiendo su curso como hace miles de años.  Y vendrá esta navidad y muchas más, dependerá de nosotros, de nuestras creaciones cuántas veces la celebraremos. Recordar que la navidad significa nacimiento y no sólo evoca el nacimiento de Jesús, sino el nacimiento de nuestro niño interior, del Cristo que llevamos a dentro.  
Daremos pie a esa navidad si dejamos de buscar afuera, si no pensamos que fuerzas  externas a nosotros van a generar un cambio de conciencia o si no seguimos buscando a Dios afuera de nosotros o esperamos a que llegue la muerte para encontrarnos con el Padre. Comprender que somos parte de esa divinidad, es Dios manifestándose a través de nosotros, pero algo sucedió en un momento de nuestras múltiples vidas que nos desconectamos de esa luz, de su sabiduría y guía y caímos en manos de la sombra de los ángeles caídos. Ellos, a través de sus legiones egoicas controlan no sólo a nuestro mundo exterior, también dominan internamente nuestra psique, la mente, emociones y voluntad.
Pablo de Tarso, luego de caer fulminado por un  rayo y oír la voz de Jesús inició un proceso de despertar de conciencia y se dijo: “Pienso lo que no quiero pensar, siento, lo que no quiero sentir, hago lo que no quiero”. Así nos pasa cuando descubrimos que  alguien nos motiva y hasta obliga a matar, golpear, maldecir, injuriar o cometer adulterio. Una voz muy imperiosa, pero no por ello, infalible. Si la descubrimos podemos detener su accionar y desidentificarnos de ella. Eso lo haremos sólo auto observándonos de instante en instante y sobre todo reconociendo que nuestra genética es divina y por tanto no somos la oscuridad.  Muchas bendiciones a todos y feliz Navidad.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Amor, eterno perdón



El amor y el resentimiento son substancias incompatibles. En el amor no puede existir resentimiento, porque el amor es eterno perdón. Dicen los maestros que si las personas pudieran amar y ser amadas, las guerras desaparecerían, no habría discordias y viviríamos en el paraíso.
Infortunadamente vivimos en un mundo donde el desamor prevalece, ora traducido en odio, rencor, envidia, lujuria, destrucción, violencia, orgullo, vanidad e intolerancia. La mente intoxicada por el ego mata al amor, lo contamina y destruye. En el peor de los casos lo confundimos con otra cosa y lo sometemos a los vaivenes de nuestra actitud. Te amo si tú me amas, te doy amor si lo recibo de ti, pero como la mayoría sólo está dispuesta a ejercerlo como una mercancía que se intercambia, en realidad nos desconectamos del amor verdadero y profundo. Lo confundimos con el amor condicional.
 El amor verdadero siempre va acompañado de la generosidad. Existe amor en aquellos que sienten angustia verdadera por los sufrimientos de otros. En aquellos que le regalan una sonrisa al desvalido, a quienes ven a las estrellas y escuchan sus cantos, a quienes se solazan con un atardecer y su corazón se inflama de pasión.  Existe amor cuando de todo corazón ayudamos a alguien que lo necesita.
El amor se puede expresar no sólo en sentimiento, sino en acciones como por ejemplo regar el jardín sin que nadie te lo pida, cuidar un árbol, no tirar basura en la calle, saludar con cortesía un desconocido en la calle. El amor se expresa a través de las virtudes como la generosidad, la paz interior, la humildad, la tolerancia.
No confundir la verdadera generosidad con la falsa. Falsa es aquella que usan los políticos derrochando dinero o cosas materiales para obtener a cambio un voto. En el fondo lo que quieren es obtener poder, fama y dinero a través del prójimo. No es tampoco dar una moneda al limosnero para sentirme bien o pensar que realicé una acción buena para obtener buen karma. La generosidad verdadera no es de la mente, proviene del corazón, está conectada con el auténtico amor.
El que ama no guarda rencores ni se enemista con nadie. Sólo observa a dios en acción o se identifica con lo que es su naturaleza, no la oscuridad de su semejante. Sabe que en cada persona se manifiesta esa dualidad: su divinidad o su oscuridad. Y como lo sabe, ya no se identifica con su luna oscura, con los yoes que gobiernan en su personalidad.
Por ello los maestros afirman que el amor es perdón eterno. Ante cada circunstancia negativa no nos medramos ni nos identificamos con ellas. Porque sabemos que las actitudes negativas, los pensamientos y acciones tóxicas provienen, no de la naturaleza divina del hombre, sino de aquellos agregados psicológicos que lo mantienen en la ignorancia.
La ignorancia es uno de los factores que nos mantienen en ese estado de inconsciencia y desamor. Ignoramos cómo conectarnos con el verdadero amor y por supuesto con las virtudes, que son su manifestación. Las virtudes son como los pétalos de una flor. Sólo que debajo de esos pétalos se encuentra enroscada un serpiente, el ego. Cuando ignoras estos detalles, esa serpiente se apropia de la virtud y la convierte en falsa. Crees que estás haciendo un bien con tus acciones y estás haciendo lo contrario. Esto se da cuando tu acción está conectada a la mente (mente egotizada) y no al amor.
En el amor no caben medias tintas. Amas o no amas. Si hay resentimiento no hay amor.

sábado, 11 de agosto de 2012

Enamorarte


Prócoro Hernández Oropeza
Cuántas veces hemos oído hablar de la palabra enamorarse. Enamorarse significa estar en amor permanente, no sólo de la pareja, sino de todo lo que te rodea. Enamorarse del paisaje que circunda tu ciudad, de las montañas y su apacible silencio, del cielo que cada día nos muestra distintas pinturas y colores, del sol que también nos brinda su luz con intensidades varias. Enamorarse de esos atardeceres sin parangón, del eterno mar y su continuo movimiento circular, de nuestra ciudad, sus gentes y sus árboles.
Cuando te detienes a admirar ese gran colorido de las Primaveras, árboles con sus ramos de flores, te enamoras, lo mismo cuando escuchas el trinar de un ave o recorrer el río Pitillal por las tardes o en la noche o te sientas en la arena a observar cómo se desliza el día sobre las olas; todo eso pertenece al amor, significa que estás abierto a disfrutar todo lo que te rodea.
Cuando vives en el amor todo te parece hermoso, te sientes en comunión con todo, pese a que algunas cosas no funciones o no se ajusten a tus circunstancias o deseos. Esta vida es de encuentros y desencuentros y eso es lo que le da sentido a la vida. De lo contrario todo sería aburrido o plano. Sin conocer el otro polo de la dualidad no tendríamos elementos para comparar y discriminar entre lo bello y lo no bello o desarmónico. Pero el reto está en observar los dos polos sin identificarnos y alegrarnos, inclusive por aquellas circunstancias desagradables. Por algo nos llegaron o se nos presentaron, tal vez para aprender una lección, para captar una señal o para rectificar el rumbo.
Este tipo de enamoramiento está ligado con el verdadero amor, con el arte de amar. No es un amor ciego. Cuando amas a alguien puedes ver sus defectos y los aceptas, puedes ver sus fallas y quieres ayudar a superarlas. Entonces trasciendes esa palabra enamorado por el de amar. Si nos atenemos al contenido, enamoramiento, significa que en Amor Miento. Y lo es porque cuando llegamos a ese primer nivel del amor, vivimos una ilusión. Dices que amas alguien, pero en cuanto le ves el primer defecto te olvidas de ellas, te desconectas. Y eso se da porque en ese primer del amor aceptamos todo de la otra persona y llegamos a creer que es lo máximo.
Eso mismo sucede cuando dices que amas a tu ciudad, pero al primer defecto te la pasas quejando. Dices que el malecón nuevo quedó maravilloso, pero apenas le ves un defecto y caes en la crítica y el enojo. Cuando estás en amor disfrutas todo, momento a momento y si hay situaciones que te desagradan, las evitas o las dices, sin enojo, sin juicio.
Amar es poner en una balanza lo bueno y lo malo. El amor es una decisión consciente. El amor verdadero está basado en la realidad, no en un sueño de que encontraste a tu  príncipe azul o a tu princesa encantada. Encontraste a una persona maravillosa, de acuerdo, pero no es perfecta ni tú tampoco, ni tu ciudad, ni el mundo lo es. Falta mucho para vivir en el paraíso, lo cual no significa que no se haga realidad algún día. Por eso los maestros dicen: “Vive como si ya vivieras en el paraíso” ¿Cómo crees que es el paraíso? ¿Qué te han contado las religiones de ese Edén? Pues imagínalo y créalo desde ahora. Todo inicia por la mente y si vives en amor permanente, estás viviendo el paraíso ya.
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miércoles, 25 de julio de 2012

El camino medio


Prócoro Hernández Oropeza

Durante estos últimos días he convivido con monjes del Monasterio Samten Ling y he podido constatar su calidad humana y don de gente. El más grande es el Geshe o maestro Lobsang Jinpa Lama a y sus cinco acompañantes son jóvenes que no rebasan la edad de los 30 anos. Todos son simpáticos, sonrientes y muy entregados a su trabajo devocional. Su labor aquí consiste en realizar meditaciones y ceremonias de purificación e iniciaciones.
Geshe, del tibetano dge bshes, abreviatura de dge bai bshes gnyen, se refiere un grado académico otorgado a algunos monjes dentro del budismo tibetano. Este grado es dado  especialmente por el linaje Gelug, de la cual provienen estos monjes, precisamente de Nepal, donde nació Sidharta Gautama, conocido como el Buda.

Para obtener el título de "Geshe", el alumno debe estudiar varios temas en las grandes universidades monásticas. Son cinco estudios, entre ellos "El Alto conocimiento",  "Compendio del Alto conocimiento" y  "Tesoro del Alto Conocimiento". Otro no menos importante es "La perfección de la sabiduría" y el Madhyamaka "El camino del medio", "Sabiduría Fundamental del Camino Medio". Son estudios rigurosos que los prepara desde niños.

Buda pudo comprender esta enseñanza, el camino medio y logró la iluminación. Después de meditar por más de 40 días y de larga búsqueda espiritual. Antes anduvo por diversos caminos para encontrar la budeidad o iluminación. Cuando un hombre vio a Buda irradiando mucha luz, le preguntó:
-¿Qué eres? ¿Un dios, un fantasma, un hombre?- Buda le contestó: De todos esos condicionamientos, voliciones y formaciones mentales con base en los cuales me has descrito como dios, fantasma y hombre yo estoy completamente libre. Soy un Buda.
La palabra Buda no es un nombre propio, sino una descripción que significa "el que está despierto (a la realidad)". Con este título se conoce a Siddhartha Gautama, quien nació al norte de la
India, en lo que hoy es Nepal.

Dejó su hogar para seguir el camino del Hombre Santo. Después de un largo tiempo de sacrificios y padecimientos encontró su camino. Eso fue sólo hasta que dirigió sus esfuerzos hacia el corazón de su propia experiencia. Sentado bajo un árbol, hizo el voto de no desistir: "Aunque la carne se marchite, aunque la sangre se seque, yo no me levantaré de este lugar hasta conseguir perfecta iluminación"; un estado de perfecta sabiduría y profunda compasión.

El  Buda representa la meta a la que aspiran todos los budistas sinceros. Todos los hombres de noble corazón que de verdad quieren reconectarse con su naturaleza divina. Así que el Camino Medio o Camino Esencial es un término budista de abundantes connotaciones. A pesar de que la palabra significa una parte que está equidistante de los extremos de algo, en el budismo, la expresión no implica una práctica religiosa pasiva ni mediocre, sino un esfuerzo comprometido y constante. En un sentido amplio, el Camino Medio se refiere a mantener una postura y perspectiva correctas de la vida basadas en las enseñanzas del Buda y la realización de actos que brindarán felicidad a uno y a los demás.
Con la intensión de guiar a sus seguidores por el mismo Camino Medio, Buda Shakyamuni predicó ocho principios: 1º La Visión Perfecta, 2a Emoción perfecta, 3a El habla perfecta. 4a  La acción perfecta, 5a La subsistencia perfecta, 6a El esfuerzo perfecto, 7a La atención perfecta, 8a El samadi perfecto. La primera etapa del camino tiene que ver con intuición espiritual. Es a través de esta visión o intuición o experiencia sobre cómo son las cosas que comenzamos iniciar el viaje. Sin esta intuición inicial nada ocurriría. En la medida que esta experiencia es más o menos fuerte y penetrante, ésta  permea todo nuestro ser, transformando la emoción, el habla y cada una de las cosas que nos configuran como seres y finalmente emergemos renovados y con una conciencia luminosa, compasiva y libre Entonces la visión de la existencia es perfecta, completa, sin tacha. De esta forma nuestra emoción, habla, acción, subsistencia, esfuerzo y atención perfectos, nos llevan a la iluminación, al Samadi. 

domingo, 20 de mayo de 2012

Reflexiones cotidianas
La música del alma
Prócoro Hernández Oropeza
La música que fertiliza la esencia del alma es como el agua que alimenta y fortalece un bello rosal, entonces brotarán de esta alma preciosas flores que se expresarán de distintas maneras.
La música del alma es muy confidencial pues brota del mismo plano espiritual. Esa música es inspirada por el aliento de Dios o por los ritmos del universo, que es aliento de Dios y no todos pueden captarla y transmitirla. Sólo lo hacen aquellos que logran conectarse con esas sinfonías del universo o con la música de las esferas, como un Beethoven, Mozart, Chopin, entre otros. Grandes genios de la música que se ha inmortalizado precisamente porque lograron conectarse con su divinidad interna y la supieron transmitir. Aún así, en su época fueron incomprendidos o pensaban que no existían los instrumentos adecuados para transmitir lo que ellos captaban con el corazón o con su intuición.
 La música secreta del alma es la que hace vibrar nuestro corazón en sintonía con el Amor Divino. Todo lo que inspira dentro de nosotros el agradecimiento, la alegría, la compasión, la unión con los demás, el sentirnos unidos con la divinidad, cuando nos volvemos un alma, una vida con el universo, cuando no hay más intereses separatistas, egoístas, que nos mantienen en el mundo de la desarmonía.
La música del alma nos redime y nos conecta con lo divino. Es lo que viene de arriba y comienza a vibrar dentro de nosotros. Es esa música devocional, cuya inspiración, letra o mantras sagrados mantras nos llevan, nos transportan a la consciencia correcta que está en armonía con la voluntad de Dios o del universo. Nos dan aliento, nos dan fuerzas, nos permiten estar en sintonía con la voluntad del Padre/Madre, de la naturaleza, de las estrellas, de todo lo que nos rodea.
En Oriente, el sagrado ‘Om’ es el sonido creador que proviene directamente de Dios. También es el sonido de la caracola del Señor Supremo cuando da inicio a esta creación. Más allá de Om’ está la flauta de Krishna, en la que Él toca la quinta nota para despertar a las almas e invitarlas a Su gran amor trascendental. Todos los seres somos Sus hijos e hijas, y nos invita por Su grande e inmensa misericordia para ir a Vrindavan, a la tierra del amor. Es el canto de los ángeles y querubines que nos llenan de alegría, misericordia y amor.
Todos los sonidos cósmicos, todo lo que existe en este mundo, vienen del sonido original. Pero el sonido de los chismes y el de las conversaciones mundanas no nos une con la divinidad o con nuestra genética divina, Esa música del sufrimiento, la música mundana que proviene de los egos, sólo nos mantiene en la cárcel de la desarmonía y el amor. Alimentan nuestros egos y nos encadena más al sufrimiento y al dolor. Cada vez que nos entonamos con una canción, por ejemplo de Paquita la del Barrio o Vicente Fernández, nos identificamos con esa mentalidad egoísta y nos lleva a la desarmonía, al sufrimiento y al dolor. Y aunque aparentemente nos sentimos felices cuando escuchamos ese tipo de música, en realidad los que se alegran son los egos del desamor, de la ira, el orgullo, la vanidad o la lujuria. Todo ello nos aleja de nuestra divinidad, del amor y la armonía.
En el mundo de los sonidos perversos también se habla de amor, también se habla de muchas cosas que llaman la atención, pero nunca pueden satisfacer nuestra alma, porque son intentos de ser feliz sin Dios, de sustituir a Dios con algún tipo de objeto sexual donde el amor se vuelve lujuria, solamente interesado en una satisfacción material temporal. Así es mis estimados lectores, paz profunda.

Las epidemias psíquicas Prócoro Hernández Oropeza La humanidad ha pasado por varias epidemias, hambrunas, guerras y ahora pandemias co...